La inspiradora historia de Marisol Fernández en Gregoria Apaza
En el vibrante tejido de la economía social y solidaria en Bolivia, las mujeres están forjando su camino hacia la independencia económica y el empoderamiento personal. En este contexto, la historia de Marisol Fernández, residente del distrito 4 del municipio de El Alto, emerge como un testimonio inspirador de perseverancia, aprendizaje y éxito.
Marisol, de 41 años y madre de dos hijos, se enfrentó a un comienzo de vida desafiante como hija del medio entre 12 hermanos. A pesar de las dificultades, nunca renunció a sus sueños. “Me he adaptado a lo que había, no a lo que deseaba”, reflexiona Marisol sobre su trayectoria.
Influenciada por la tradición familiar de comercio, Marisol inicialmente se resistió seguir el camino de sus hermanas como vendedora. Optó por la educación, pero cuando se convirtió en madre, se vio obligada a abandonar su trabajo y buscar nuevas oportunidades desde casa. El camino no fue fácil. Marisol enfrentó dudas y fracasos en sus intentos iniciales de emprendimiento. Pero encontró un apoyo invaluable en su esposo, quien la alentó a seguir adelante incluso en los momentos más difíciles.
El punto de inflexión llegó cuando Marisol se unió al Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza, donde recibió formación en panadería y pastelería. Aquí encontró no solo habilidades técnicas, sino también un ambiente de apoyo y empoderamiento que le permitió crecer no solo como emprendedora, sino también como mujer.
“Las capacitaciones que recibí en Gregoria Apaza enriquecieron mi vida en muchos aspectos”, comparte Marisol. “Aprendí sobre mis derechos como mujer y cómo valorarme a mí misma. Ahora me siento capacitada para enfrentar los desafíos y defender mis derechos”.
Impulsada por su pasión y determinación, Marisol fundó PANPITA, un emprendimiento de panadería artesanal, junto con otras mujeres del grupo. La marca no solo simboliza su amor por el pan, sino también su espíritu de unidad y cooperación.
“Este emprendimiento ha dinamizado mi vida”, dice Marisol con orgullo. “Ahora puedo generar recursos mientras cuido de mi familia. Y lo más importante, he aprendido la importancia del trabajo en equipo y la corresponsabilidad en el hogar”.
Mirando hacia el futuro, Marisol tiene grandes ambiciones. Como líder del grupo, aspira a llevar su emprendimiento a nuevos horizontes y eventualmente establecer su propia pastelería o cafetería. Su hija, una fuente constante de motivación, apoya cada paso del camino.
La historia de Marisol Fernández es un recordatorio poderoso del impacto transformador que la economía social y solidaria puede tener en la vida de las mujeres. Su determinación, combinada con el apoyo de su comunidad, la ha llevado a alcanzar nuevas alturas y a inspirar a otros a seguir sus pasos hacia un futuro más brillante y equitativo.
En la actualidad, las mujeres representan una parte cada vez más importante del tejido empresarial boliviano. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), más del 40% de los emprendimientos en el país son liderados por mujeres. Esta cifra refleja el creciente espíritu emprendedor y la determinación de las mujeres bolivianas para alcanzar la independencia económica y el éxito profesional.
A pesar de este progreso, las mujeres emprendedoras en Bolivia continúan enfrentando una serie de obstáculos que limitan su capacidad para crecer y prosperar en el mercado. La falta de acceso a financiamiento, la escasez de redes de apoyo empresarial y los estereotipos de género arraigados son solo algunos de los desafíos que enfrentan las mujeres al iniciar y hacer crecer sus negocios.
Las iniciativas de economía social y solidaria están ayudando a reducir la brecha urbano-rural al promover el desarrollo económico en áreas rurales y remotas del país. Según datos del
INE, más del 70% de las iniciativas de economía social y solidaria en Bolivia operan bajo principios de comercio justo y sostenibilidad ambiental, lo que demuestra su compromiso con la justicia social y el respeto al medio ambiente.
En resumen, la economía social y solidaria continúa siendo un pilar fundamental del desarrollo sostenible en Bolivia en el 2024, promoviendo la inclusión social, la equidad de género y la participación comunitaria en la construcción de un futuro más próspero y justo para todos los bolivianos.